Cofradías sufíes en la región Litoral: un estudio etnográfico de los procesos de relocalización de lo sagrado entre inmigrantes senegaleses
Cecilia Capovilla
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional del Litoral
Universidad Nacional de Rafaela
Argentina
cecicapovilla@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3965-221X
Sufi confraternities in the Litoral region: an ethnographic study on the processes of relocation of the sacred amongst Senegalese immigrants
Abstract
The article addresses the process of relocation of the sacred carried out by members of the Mouridiyya -Muslim Sufi confraternities- who arrived in Argentina from the last decade of the twentieth century, as part of the Senegalese transnational migration. It presents results of an ethnographic study located in the Litoral region, specifically in the cities of Santa Fe, Rafaela and Paraná. It analyzes and describes the mechanisms implemented by migrants to produce a new territory of reinterpretation of the principles that symbolize the core of the confraternities, focusing on the way in which Senegalese recreate the notion of community, also linked to work, tradition and religious rituals. Starting from the observation of the absence of mosques and institutionalized religious spaces and the importance given to religious practice among the mourides of the region, the question that guides this work is how the relocation and production of a new sacred territory in the local space is configured.
Keywords
Ethnography, migration, sufism, confraternities, Litoral.
Confrarias sufis na região Litoral: um estudo etnográfico dos processos de deslocamento do sagrado entre imigrantes senegaleses
resumo
O artigo trata do processo de relocalização do sagrado feito pelos membros da Mouridiyya -confraria muçulmana sufi- que chegaram na Argentina a partir da última década do século XX, no contexto da migração transnacional senegalesa. Apresenta os resultados do estudo etnográfico localizado na região Litoral, especificamente nas cidades de Santa Fé, Rafaela e Paraná. Analisa e descreve os mecanismos implementados pelos migrantes para produzir um novo território de reinterpretação dos princípios que simbolizam o núcleo da confraria, com foco na forma como os senegaleses recriam a noção de comunidade, também ligada ao trabalho, à tradição e aos rituais religiosos. Partindo da constatação da ausência de mesquitas e espaços religiosos institucionalizados e da importância concedida à prática religiosa entre os Mourides da região, a questão que norteia este trabalho é como se configura a relocalização e produção de um novo território sagrado no espaço local.
palavras-chave
Etnografia, migração, sufismo, confraria, Litoral.
FECHA DE RECIBIDO 12/09/2021
FECHA DE ACEPTADO 22/04/2022
COMO CITAR ESTE ARTICULO
Capovilla, C. (2022) Cofradías sufíes en la región Litoral: un estudio etnográfico de los procesos de relocalización de lo sagrado entre inmigrantes senegaleses. Revista de la Escuela de Antropología, XXX, pp. 1-18. DOI https://doi.org/10.35305/rea.viXXX.182
Introducción
El universo religioso no es ajeno a las movilidades transnacionales, donde lo local y lo global están coligados siendo cada uno la condición de existencia del otro (Hall, 1999). Su propensión histórica al cambio y a la adaptación, le permite reconfigurarse y extender hacia múltiples territorios prácticas rituales que se encontraban ancladas en espacios precisos (Ortiz, 2005). En relación a este proceso, en el presente artículo se abordará la relocalización de lo sagrado llevada a cabo por integrantes de la cofradía musulmana sufí1 Mouridiyya que llegaron a la región del litoral argentino a partir de la última década del siglo XX, como parte de los procesos de migración transnacional senegalesa.
A partir de un amplio trabajo etnográfico desarrollado entre 2014 y 2016 se constató que para participar en eventos religiosos específicos como la celebración del Gran Magal de Touba, los mourides radicados en las ciudades de Rafaela, Santa Fe y Paraná, donde no hay mezquitas tradicionales o espacios religiosos institucionalizados que se distingan de los ámbitos laboral y doméstico, deben trasladarse a ciudades más cosmopolitas como Rosario y Buenos Aires y unirse a otras comunidades localizadas en esos espacios. En este sentido nos preguntamos, ¿cómo se configura el proceso de relocalización y la producción de un nuevo territorio sagrado entre los mourides que se asentaron en el Litoral?
En las últimas décadas, los estudios sobre los migrantes provenientes del África Subsahariana hacia Argentina han ido en aumento (Maffia, 2010; Maffia, Monkevicius, Espiro & Voscoboinik, 2018; Kleidermacher 2017, entre otras). Si bien existen trabajos que abordan la presencia de las diásporas mourides en Buenos Aires (Zubrzycki, 2011; Kleidermacher, 2013, 2018, entre otras) se enfocan en su carácter transnacional y en el rol que las mismas cumplen en la experiencia migratoria, pero pocos otorgan centralidad a la identidad religiosa. Es por ello que resulta oportuno abordar las estrategias implementadas por migrantes que se asentaron en localidades más pequeñas, poniendo en práctica sus tradiciones culturales y musulmanas en un nuevo paisaje religioso que construyen a través de su permanencia.
Este artículo presta atención al caso de los migrantes que se asentaron en localidades con menos acceso al entramado de redes, como son las asociaciones de migrantes y religiosas que funcionan de manera endógena en Buenos Aires. A pesar de esta distancia, en el caso de los senegaleses del litoral, la distancia con esas redes y la imposibilidad de practicar su lengua de origen fuera de su espacio familiar, parece haber redundado en un rápido desarrollo laboral, así como en vínculos establecidos con argentinos en su espacio local.
A continuación, una vez presentadas las características del grupo bajo estudio, se realiza una breve contextualización de la expansión de la cofradía Mouride y su inserción en el campo islámico argentino. Posteriormente abordaremos las experiencias y proyectos de los migrantes en torno a la creación en el contexto local de los sentidos de comunidad.
Los senegaleses del litoral
En el marco de investigaciones anteriores, tras el interés por abordar la migración subsahariana de finales del siglo XX y principios del XXI que comenzaba a hacerse presente en la ciudad de Santa Fe, en 2014 se realizan visitas a las ciudades de Paraná y Rafaela para constatar si esa presencia era regional. Ese primer acercamiento al campo permitió confirmar que se trataba de hombres jóvenes -entre 20 y 35 años-, con la única excepción de una mujer2; todos ellos provenientes de Senegal, siendo su idioma principal el Wolof. En general mencionaron haber recibido educación primaria y secundaria; algunos comentaron tener hermanos viviendo en Europa.
La población migratoria bajo estudio era reducida: tres senegaleses en Paraná, seis en Rafaela y tres en Santa Fe. Si bien la presencia de migrantes subsaharianos en Rosario era mayor, se seleccionaron las ciudades antes mencionadas con el objetivo de analizar el asentamiento de estos migrantes en localidades más pequeñas y con estructuras socioeconómicas diferentes3. La aplicación de una metodología multisituada, móvil (Marcus, 2001: 115), permitió ver las conexiones, asociaciones, relaciones y diferencias. El trabajo de campo se extendió durante dos años -2014 a 2016- y se realizó principalmente en los puestos de venta ambulante de los migrantes. La permanencia en el lugar no sólo permitió realizar extensas entrevistas informales, sino también observar la relación entre los senegaleses y con la sociedad local.
La expansión de la cofradía y su inserción en el campo islámico argentino
Entre la segunda mitad del siglo XVIII y finales del siglo XX se produjo un proceso de islamización de África Occidental por parte de una corriente reformista que tenía como objetivo revivir el origen del islam -el sufismo- (Glover, 2007). Se impulsó el surgimiento de nuevos tipos de asociaciones religiosas rurales con sistemas de organización propias y rituales específicos, lideradas por un maestro espiritual al que denominaban Sheij, Serigne o Marabut. Como resultado, en los territorios abatidos por el colonialismo francés, surgieron diversas cofradías -la Qadiriyya en Mauritina, la Tijaniyya en Argelia y la Mouridiyya4 en Senegal-. La Mouridiyya, se propagó como una realidad sociopolítica posible, fusionó rituales nativos con elementos islámicos, alcanzando así mayor afiliación y trascendencia. De este modo, propició el desarrollo de un islam local con características propias (Sambe, 2015), denominado por algunos investigadores como “el islam de los negros”.
Frente a la crisis económica y política de la segunda mitad del siglo XX que azotaba la región de África Subsahariana, los senegaleses comenzaron a viajar para trabajar en el extranjero. Glover (2007: 189) afirma que la Mouridiyya dotó de sentido religioso a estos movimientos reafirmando en los migrantes su pertenencia, viéndose reflejado en el envío de remesas a su lugar de origen y en las visitas de Marabut a las comunidades que fueron forjando en el extranjero, comenzando así la Mouridiyya un proceso de expansión transnacional.
La presencia senegalesa en Europa ha sido abordada por diversos autores y autoras (Rosander, 1995; Moreno Maestro, 2006; entre otras), quienes resaltan el rol fundamental que desempeñan las cofradías no sólo como comunidad religiosa, sino también estableciendo marcos de conductas morales, económicas, laborales y familiares. Hacia finales de los ´80 Estados Unidos se convirtió en un nuevo destino; Kane (2009) propone el concepto de “economía espiritual transnacional” para explicar el modo en el cual la Mouridiyya moviliza tiempo y recursos en paralelo y en relación a las políticas económicas trazadas entre ambos países. Por su parte Ross (2011) analiza cómo los valores y estructuras de la ciudad sagrada de Touba se difunden en Estados Unidos, convirtiéndose en un caso de globalización exitosa de una ciudad de la periferia global.
Ante el aumento de las restricciones de ingreso en Europa y Estados Unidos, en las décadas del 90 y 2000 Brasil y Argentina se transformaron en los nuevos destinos elegidos por los migrantes senegaleses. Al respecto resulta pertinente el libro de Tedesco y Kleidermacher (Coord.) (2017) donde compilan diversos trabajos que abordan las características de este fenómeno migratorio en ambos países; allí, los coordinadores analizan las modificaciones legislativas que se produjeron, entorpeciendo los mecanismos de reglamentación y ciudadanía.
Específicamente en el caso argentino, la migración senegalesa vino a ampliar -en términos de Bourdieu (2010)- el campo islámico local, el cual se encontraba desde la década de 1980 en un proceso de reconfiguración de sus antiguas instituciones (Montenegro, 2014) y de ampliación a partir de la inserción en el contexto local de vertientes sufís -Naqshbandi Haqqani (Salinas 2015; Pilgrin 2018) y Helveti Yerrahi (Kerman 2007)- como consecuencia del contacto establecido por argentinos con maestros espirituales de Chipre y Turquía.
El hecho de que las propias cofradías apoyen la migración de sus miembros hacia países con características disimiles, condiciona la creación en esos destinos de nuevos espacios socioreligiosos que simbolicen el resultado de una migración y una decisión comunitaria exitosa. En la mayoría de los casos, migrar constituye una decisión familiar -intervenida por el Marabut local- más que individual: “no es que yo decidí salir de mi país solo, yo al contrario, yo no quise salir de mi país, pero bueno era mi destino y lo tuve que enfrentar” (registro entrevista 01/09/2014, Paraná).
El proyecto desarrollado por la cofradía implica la conformación de diásporas, en el sentido propuesto por Hall (2003) según el cual la experiencia de la diáspora está definida por el reconocimiento de una heterogeneidad y una diversidad necesarias. Desde esta perspectiva, resulta posible afirmar que la identidad religiosa de la cofradía se configura a partir de su heterogeneidad, por encima de las diferencias, y ese carácter híbrido es lo que diasporiza a los sujetos migrantes que se vinculan a través de una totalidad que les da sentido de pertenencia.
Relocalizando lo sagrado
Llevar a cabo la relocalización de lo sagrado, implica la producción de un nuevo territorio de reinterpretación de los principios que simbolizan el núcleo de la cofradía. Es posible pensar que los migrantes senegaleses del litoral aprehenden estos principios recreando la noción de comunidad, a partir de su relación como un determinado tipo de trabajo, la preservación de lo que consideran su tradición y los rituales religiosos. En estos espacios se hacen visibles la construcción de lazos comunitarios, de ayuda mutua y de solidaridad, que fluyen en la comunidad de senegaleses residentes en Argentina y a través de la comunidad transnacional.
La comunidad en diáspora
Para los musulmanes en general la umma -comunidad- es un dogma fundamental que es reforzado por los miembros de la Mouridiyya al compartir una identidad étnica y una afinidad religiosa que los identifica como musulmanes sufís. La conjunción de estos elementos los convierte en una comunidad fuerte y dinámica que reivindica su identidad cultural con las características propias de una diáspora: sus acciones se desarrollan en diferentes ámbitos convirtiendo en una sola comunidad lugares separados (Clifford, 2008: 299-340).
La experiencia etnográfica ha demostrado el rol fundamental que desempeña la interconexión de la comunidad de creyentes. A su interior, se construyen redes que entretejen a miembros de la cofradía que se encuentran dispersos a nivel transnacional. A través de estas redes fluye información, dinero, bienes materiales, pero también contención. Los entrevistados afirmaron que, al momento de realizar el viaje, contaban con un contacto en Argentina “alguien a quien llamar cuando se llegaba, un número de teléfono, una dirección donde ir” (registro entrevista, 20/06/2014, Rafaela), que era proporcionado por algún miembro de la comunidad de origen. Además, al llegar son acogidos por otros mourides que les proporcionan un lugar en sus viviendas, comida, le explican la idiosincrasia del lugar y le consiguen -mediante la donación de otros hermanos- los primeros objetos para que pueda comenzar a trabajar en la venta ambulante.
Ante la ausencia de embajada y consulado senegalés en Argentina -y viceversa-las visitas religiosas de los Marabuts se transformaron en giras diplomáticas para entablar vínculos con agentes estatales, organizaciones e instituciones que sean beneficiosas para el desarrollo de la comunidad senegalesa en el país. De este modo, la cofradía Mouridiyya adquiere un pragmatismo que excede lo religioso y contiene elementos comunitarios que abarcan diversas dimensiones de la comunidad en tanto diáspora.
El trabajo ambulante
Kleidermacher (2018) afirma que para los migrantes senegaleses el trabajo se encuentra entrelazado con el sentido espiritual de la cofradía, en tanto que la ética Mouride lo propone como un elemento inseparable de la salvación individual. La venta ambulante requiere de poca inversión y les permite tener trabajo y generar dinero a los pocos días de su llegada (Kleidermacher, 2013). Los mourides entrevistados del litoral se dedican a esta actividad5, montando una mesa o paraguas en puntos estratégicos por los que circula mayor cantidad de gente: en Paraná y Santa Fe se sitúan sobre la calle peatonal, zona de mayor actividad comercial; en Rafaela se ubican en la Terminal de Ómnibus, sitio en el cual hay un flujo permanente de personas que, a su vez, cuentan con tiempos de espera en los que recorren los puestos.
Tal como describe Mocellin (2017) para el caso de los senegaleses en el sur de Brasil, la venta ambulante implica cooperación, solidaridad y obligaciones. La comunidad que acoge al nuevo migrante se encarga de insertarlo en el ámbito laboral, le donan las primeras mercancías para que puedan vender, le enseñan los puntos de venta y lo básico del idioma para que se puedan comunicar; una vez que el migrante reúne algo de dinero, lo incluyen en las compras de mercadería. Además, es en el ámbito laboral en el que se relacionan con la comunidad local e intercambian información sobre las fiestas patronales6 de localidades vecinas a las que viajan a vender sus mercancías: “tenemos una lista de todas las fiestas. Algunos me convienen, algunos no. Entonces veo según cual es, si conviene movernos o no” (registro entrevista, 21/07/2015, Santa Fe).
A partir de los relatos de los entrevistados es posible afirmar que ejecutan estrategias colectivas en las que se hace visible la importancia que tiene para los mourides la pertenencia a la comunidad y los lazos de solidaridad. Además de acordar precios y compartir mercadería en caso de faltantes, “si uno está muy enfermo y no puede venir a trabajar, otro le ayuda a vender la mercadería en su puesto (…) sabemos lo importante que es para la familia [de Senegal] nuestras ventas” (registro entrevista, 03/04/2015, Paraná). Dichas estrategias también están vinculadas al sentido que les otorgan a las prácticas religiosas: se cubren entre sí para correr a sus viviendas y realizar las oraciones diarias.
El hecho de encontrarse a varios kilómetros de las redes comunitarias y laborales fuertemente sostenidas en ciudades como Buenos Aires y Rosario, derivó en un rápido desarrollo laboral de los mourides del litoral. En el año 2016, cuando estaba finalizando el trabajo de campo, en las tres localidades los migrantes habían logrado alquilar un local donde establecer su actividad en calles aledañas a las zonas comerciales de referencia (Peatonal San Martín en Paraná, Boulevard Santa Fe en Rafaela y Avenida Aristóbulo del Valle en Santa Fe). Resulta pertinente destacar que aquellos migrantes que establecieron los locales comerciales en los que dieron trabajo a otros mourides. En este sentido, es posible afirmar que la dinámica laboral de la venta ambulante se encuentra íntimamente relacionada con el sentido religioso de comunidad. Por otra parte, quienes establecieron sus locales, no dejaron de realizar la venta callejera.
Las “tradiciones” en otros entornos
Para los migrantes senegaleses, relocalizar sus tradiciones sociales y religiosas en un contexto con características tan disímiles a las de su lugar de origen implica la producción de un nuevo territorio de reinterpretación, esto es, llevar a cabo nuevas dinámicas que les permitan recrear sus ritos y costumbres. En relación a ello, la cofradía lejos de tener una actitud conservadora, permite que los mourides rearticulen sus prácticas acordes a las posibilidades de los contextos, en tanto continúen reproduciendo sus tradiciones (Cheikhouna, 2014). En diferentes entrevistas se hizo notable la importancia que tiene para los migrantes la administración del tiempo para mantener sus costumbres de origen de manera adecuada, como por ejemplo “la lectura del Corán a conciencia (…) cocinar las comidas de mi madre y abuela” (registro entrevista, 20/04/2016, Rafaela).
Uno de los migrantes de Santa Fe -quien vive allí junto a su esposa e hija- manifestó su preocupación por trasmitir la herencia cultural -y religiosa- a la niña. El entrevistado nos decía: “cuando yo rezo, ella viene a rezar conmigo, rezamos juntos. Repite cada movimiento que yo hago, como yo lo hacía con mi padre y mi abuelo” (registro entrevista, 28/05/2016, Santa Fe). Para estos migrantes, preservar sus tradiciones supone unir el futuro y el presente al pasado, como prueba de la continuidad de su identidad, es lo que evidencia su verdadero origen, lo que les da autenticidad (Hall, 1999).
En algunas ocasiones los mourides manifiestan enfrentar dificultades para preservar las prácticas y tradiciones de origen. Por ejemplo, uno de los entrevistados refirió a que los rituales que realizan frente al nacimiento de un hijo/a se vieron entorpecidos en el contexto local por las diferencias culturales y normativas. De acuerdo a sus costumbres, deben esperar siete días para ponerle nombre al recién nacido/a, acto que se realiza con festividad; el mismo inicia con una celebración religiosa en la Mezquita y continúa en la vivienda familiar con el sacrificio de un cordero que se convierte en el alimento principal del encuentro, al cual asisten familiares y amigos que también aportan otros platos para que la celebración sea lo más abundante posible.
Sin embargo, dado que su hija nació en un Hospital Público, tuvieron que asentarla en el Registro Civil del nosocomio para poder retirarse. Además, como el nombre que había elegido para ella en honor a su abuela es árabe, tuvieron que pagar y registrarlo. Ante la ausencia de Mezquitas en Santa Fe, la ceremonia religiosa -dictada por el padre en lugar de un Marabut- fue realizada en la vivienda familiar, a la que asistieron hermanos de Paraná y Rafaela, donde degustaron un cordero que, mediante la red de contactos generada con ciudadanos locales, el migrante había logrado sacrificar enunciando las oraciones pertinentes en un establecimiento rural a treinta kilómetros de la ciudad. De este modo, los mourides interpretan el modo de preservar sus tradiciones a través de la noción de proximidad/distancia con las prácticas de origen que consideran auténticas.
Practicar los rituales religiosos
Collins (1996) afirma que la religión se compone de un conjunto de creencias sobre lo sagrado, pero esas creencias sólo pueden propagarse y reproducirse en los rituales, formados por configuraciones de la interacción social en el mundo real. De este modo, el factor de la “copresencia” es indispensable para estimular estados de emoción compartidos que garantizan la continuidad de la comunidad de creyentes. En este sentido, para los miembros de la cofradía Mouride, además del componente religioso, los rituales propician la reunión comunitaria y transportarse simbólicamente a su lugar de origen. Durante el trabajo etnográfico se constató que los ritos no implican solamente orar, sino también cumplir ciertos requisitos para hacerlo, como por ejemplo respetar el horario de las oraciones y realizar una limpieza previa de ciertas partes del cuerpo “las que usas para pecar: las manos, los ojos, la boca…las partes prohibidas” (registro entrevista, 15/10/2014, Paraná).
Si bien está permitido que las oraciones diarias se realicen de manera individual, existen otros rituales como el Salat al Yumu´ah7 y el Dhikr8 que requieren de la reunión comunitaria. Los mourides relocalizan estas prácticas rearticulándolas con su nueva vida cotidiana, ante la ausencia de Mezquitas o espacios religiosos institucionalizados en Rafaela, Paraná y Santa Fe, estos encuentros se realizan en la vivienda del migrante que lleva más años establecido en el lugar. A partir de los relatos de los entrevistados es posible afirmar que los encuentros rituales permiten a los migrantes conectar con lo sagrado representado por la ciudad de Touba en Senegal y la figura de su maestro; pero también genera una sensación de cercanía con el lugar de origen, manteniendo así vivida la memoria religiosa del grupo.
Otro de los rituales religiosos más importantes para los musulmanes es la celebración del Ramadán, que se extiende durante un mes en el cual los creyentes deben hacer diferentes tipos de ayunos para purificarse y cultivar la piedad, así como también incrementar la cantidad de oraciones diarias. Dado que el ingreso económico de los migrantes depende de las ventas diarias, transitar el Ramadán implica desplegar diferentes estrategias para consumar el ritual: “está muy dura la mano, no puedo no vender…y estar yendo y viniendo [a su casa para rezar] es complicado. Ayuno y cuando vuelvo a mi casa a la tardecita, hago todas las oraciones que no pude hacer” (registro entrevista, 15/10/2014, Paraná); “vengo a vender, uso mi ropa especial9, pero para la oración me voy a mi casa” (registro entrevista, 04/04/2015, Santa Fe). Quienes cuentan con servicio de internet, miran -en lo posible, en vivo- videos de las oraciones trasmitidas desde las Mezquitas en Senegal.
La celebración del Magal de Touba es el ritual más importante para los miembros de la tariqa, es un evento religioso y cultural de Senegal que se caracteriza por la peregrinación que los Mourides realizan para llegar a la ciudad de Touba, sitio en el que está enterrado Amadou Bamba, el fundador de la tariqa y de la ciudad. Tres de los entrevistados -quienes son los que llevan más años viviendo en Argentina10- afirmaron “tener la documentación al día”, relataron que años atrás cuando los ingresos de las ventas eran mejores, habían podido viajar a Senegal en esa fecha para visitar sus familias y participar de la celebración.
Ante la baja de ingresos y el aumento de la población senegalesa en Argentina, desde 2012 aproximadamente, la cofradía organiza un evento en Buenos Aires que emula el Magal Touba, al que envían un Marabut11 desde Senegal y al que tratan de asistir todos los mourides que residen en el país. La visita es vivenciada como una bendición, ya que los presentes pueden impregnarse de la baraka -el poder divino con el que cuentan los Marabuts como legado de sus antecesores-; además, se generan espacios de consultas, en los que los migrantes le piden consejos sobre problemas económicos, situaciones familiares, o relacionados con la soledad en la que viven en los lugares de destino, entre otras (Kleidermacher, 2018).
El festival de Magal de Touba realizado en Buenos Aires reorganiza el territorio de actividad ritual de los mourides, generando una relocalización de lo sagrado que evoca y recrea el centro religioso de Touba en el espacio local. Sin embargo, para los migrantes de Rafaela, Santa Fe y Paraná, participar de dicho encuentro y otros eventos religiosos como la celebración del Korité12, implica tener que trasladarse a ciudades más cosmopolitas como Rosario y Buenos Aires, solo así pueden reunirse con la comunidad ampliada y conversar con el Marabut. A partir del interrogante que guio este trabajo, es posible afirmar que en Rafaela, Paraná y Santa Fe -donde no hay mezquitas tradicionales o espacios religiosos institucionalizados- la relocalización y producción del nuevo territorio sagrado aparece como un proceso inconcluso y dinámico que implica nuevas movilidades religiosas internas y vincula entre sí a los grupos que integran la comunidad en diáspora.
Reflexiones finales
En este escrito se analizó el proceso de relocalización de lo sagrado llevado a cabo por integrantes de la cofradía Mouride que llegaron a la región del litoral argentino a partir de la última década del siglo XX, en el marco de procesos de migración transnacional senegalesa. En virtud de los principios constitutivos de la Mouridiyya y de sus interpretaciones coránicas, la migración fue difundida al interior de sus miembros como un propósito grupal de reafirmación identitaria y de consolidación de la comunidad musulmana. De este modo, los desplazamientos de los senegaleses hacia territorios transcontinentales pueden ser interpretados no sólo desde el punto de vista de las migraciones transnacionales o de los desplazamientos laborales, sino también desde el sentido de los flujos religiosos recientes hacia Europa, Estados Unidos y posteriormente Argentina y Brasil.
Ahora bien, la promoción de las migraciones desde las organizaciones religiosas y la flexibilización de sus estructuras posibilitando la renovación e implementación de nuevas formas de vivir el islam en los nuevos territorios, no implica la aceptación de una flexibilización de los principios religiosos del grupo. Más bien, dicho adaptación entraña la relocalización de lo sagrado a partir de la producción de un nuevo territorio de reinterpretación de los principios que simbolizan el núcleo de la cofradía, los cuales pueden aprehenderse a través del modo en el que los migrantes recrean la noción de comunidad, vinculada al trabajo, la tradición, los rituales religiosos y de la creación en esos nuevos destinos, de espacios socioreligiosos que simbolicen el resultado de una migración y decisión comunitaria exitosa.
Los seguidores de Amadou Bamba del litoral han logrado un rápido desarrollo laboral cristalizado en la inauguración de locales comerciales propios y en el desarrollo de vínculos sostenidos con ciudadanos locales. El modo en que estos migrantes lograron organizarse a varios kilómetros de las asociaciones de migrantes y religiosas que funcionan de manera endógena en Buenos Aires, da cuenta de una estrategia colectiva que se origina en el modo en que los musulmanes en general y los sufís en particular perciben la práctica religiosa y la hermandad al interior de la comunidad islámica.
Si bien los migrantes y las tariqas a las que pertenecen son conscientes de las transformaciones que sufren sus tradiciones y costumbres, aspiran a preservar su autenticidad. Halbwachs (2004) afirma que para poner en práctica la memoria colectiva, además de evocar en el tiempo presente los recuerdos y saberes de su comunidad de origen, resulta indispensable que esa memoria se encarne en un lugar para que pueda materializarse. En ese sentido se concibe a la materialidad de los espacios simbólicos como otorgadores de estabilidad a los pensamientos y sentimientos, como un medio de asegurarse de que su identidad de origen sigue intacta.
Como afirmamos, esta materialidad aun asume la forma de un proyecto para este grupo de migrantes. El proceso de relocalización de lo sagrado supone la distinción, recreación y preservación de determinados valores y prácticas, concebidos como constitutivos de la identidad individual y colectiva y la materialización de espacios de reunión religiosos y de asociaciones, los cuales pueden ser interpretados como medios de control y regulación, como “refugios de etnicidad” (Seiguer, 2010) mediante los cuales conservar, transmitir y/o redefinir los valores y costumbres étnico-religiosos en el contexto local.
Lograr un espacio propio para concretar la acción ritual, no sólo sirve para garantizar el sostenimiento de la cofradía, sino que también reafirma la identidad religiosa de origen, demostrando a sus familiares y amigos que, incluso a la distancia, mantienen sus preceptos religiosos. En este sentido, contar con un espacio religioso donde poder encontrar un estado espiritual ya experimentado y donde reconstruir comunitariamente pensamientos y recuerdos comunes, continúa siendo un proyecto inconcluso. Es posible afirmar, en consonancia con Augé (1995:88) que, entre los mourides del Litoral, el rito se definirá entonces como la puesta en obra de un dispositivo con finalidad simbólica que construye las identidades relativas a través de las alteridades mediadoras, siendo fundamental la aspiración de un espacio exclusivo para su materialización.
Referencias Bibliográficas
1 Corriente mística dentro del islam que se basa en interpretaciones esotéricas del Corán. Las tariqas u órdenes sufís, se organizan en torno a determinadas doctrinas, rituales y formas de adhesión; al interior de cada una de estas “vías” se propician determinadas prácticas rituales, donde los discípulos atraviesan estadios de espiritualidad guiados por su maestro (Pinto, 2010).
2 Cónyuge de uno de los entrevistados de Santa Fe.
3 En 2015 se ampliaron las fronteras del trabajo de campo hacia la ciudad de Buenos Aires, lo que permitió abordar otras problemáticas y aportar significativas comparaciones.
4 Creada en el último cuarto de siglo XIX por Amadou Bamba, quien fundó la ciudad sagrada de Touba.
5 Durante 2014-2016 ofrecían bijouterie y anteojos; sin embargo, con el paso del tiempo ha ido variando su diversidad de productos, los cuales también se renuevan acorde a la estación del año.
6 Fiestas religiosas y culturales donde se conmemora a los antepasados que dieron origen a las localidades de la región, migrantes provenientes de Italia, Alemania y Suiza principalmente, que llegaron a fines de siglo XIX y principios del XX.
7 Práctica común a todos los musulmanes que se realiza los días viernes para suplicar, celebrar y contemplar al Santo Profeta Mohammad; además del acto religioso, se realiza un almuerzo comunitario en el que se comparten experiencias, noticas y problemáticas de la comunidad religiosa local, nacional y transnacional.
8 Ritual característico sufí que cada tariqa reconstruye en función de sus lineamientos; se realiza una vez a la semana y consiste en recitar a unísono oraciones específicas para recordar, invocar y admirar a Dios.
9 Túnicas largas de colores llamativos, muy diferentes a la forma de vestir de la población local.
10 Al momento de realizar el trabajo de campo, uno de ellos llevaba 5 años en el país -y ya había podido traer a su esposa-, otro vivía en Argentina hacía 8 años y el de más tiempo, había llegado hacía 12 años atrás. Los demás migrantes, sólo tenían entre 4 años y 8 meses viviendo en el país.
11 Líder religioso ddescendiente de Amadou Bamba.
12 Modo en el cual los senegaleses llaman a la fiesta de final del Ramadán.
Resumen
El artículo aborda el proceso de relocalización de lo sagrado llevado a cabo por integrantes de la Mouridiyya -cofradía sufí musulmana- que llegaron a Argentina a partir de la última década del siglo XX, como parte de la migración transnacional senegalesa. Presenta resultados de un estudio etnográfico situado en la región litoral, específicamente en las ciudades de Santa Fe, Rafaela y Paraná. Analiza y describe los mecanismos implementados por los migrantes para producir un nuevo territorio de reinterpretación de los principios que simbolizan el núcleo de la cofradía, centrándose en el modo en el que los senegaleses recrean la noción de comunidad, vinculada también al trabajo, la tradición y los rituales religiosos. Partiendo de la observación de la ausencia de mezquitas y espacios religiosos institucionalizados y de la importancia otorgada a la práctica religiosa entre los mourides de la región, el interrogante que guía este trabajo es el de cómo se configura la relocalización y la producción de un nuevo territorio sagrado en el espacio local.
Palabras Clave
Etnografía, migración, sufismo, cofradía, Litoral.
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