Comentarios sobre la Antropología Rural Argentina

Conferencia inaugural

Encuentro de Antropología Rural

"Hugo Enrique Ratier"

celebrado en Rosario el 27 de octubre de 2023

Roberto Ringuelet

Universidad Nacional de La Plata

Argentina

robertoringuelet@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-7109-5145

Estimados Organizadores y participantes en general de este Encuentro de Antropología Rural de Rosario. La idea de esta charla inicial es presentar un marco histórico conceptual que englobe los tres ejes temáticos imbricados: Primero, las conflictivas transformaciones territoriales productivas y del medio ambiente, segundo, la heterogeneidad de los sujetos sociales rurales y agrarios en términos de sus organizaciones y políticas públicas y, por último, el nuevo panorama de la integración real de las agriculturas familiares pensadas en el marco de la seguridad y soberanía alimentarias.

Construyo este marco histórico a través de la historia del NADAR, que es parte de la historia de la Antropología Rural situada, a su vez, en el núcleo original de la Antropología Social argentina.

Y aquí retomo experiencias propias como testigo y participante de esa historia y algunas exposiciones en reuniones anteriores: en el último Congreso del NADAR en Salta, en el Congreso Argentino de Antropología Social en La Plata y en el Homenaje a Hugo Ratier que se hizo el año pasado en el seno del NADAR.

La línea que voy a seguir es la continuidad de enfoques teóricos y formas de organización, presentes desde la misma fundación de la Antropología Rural propiamente dicha en las décadas de 1960 -1970 y su renacimiento desde 1985.

Una de estas líneas teóricas ha sido pensar los estudios locales como parte de procesos sociales más incluyentes nacionales y latinoamericanos. La realización del Primer Congreso del NADAR en 1985 que había organizado Hugo, fue parte del renacimiento de la antropología social con el retorno de la democracia y contó con la participación de muchos latinoamericanos, hubo brasileños, chilenos y peruanos. Ya se vislumbraba esa conexión internacional a la que yo fui muy sensible, dado que venía de trabajar varios años en diversos proyectos, en Brasil sobre migraciones temporarias de trabajo y en México sobre sistemas de mercados rurales. Esos vínculos internacionales mencionados, luego se profundizaron en nuestro país mediante intercambios estudiantiles y participación en encuentros internacionales. Lo que estuvo en directa relación con la necesidad de pensar los estudios locales en una complejidad de contextos (regionales, nacionales e internacionales). Y esto se observa claramente en la formulación del eje sobre las transformaciones territoriales.

* Otra idea general fue la marcada interdisciplinariedad y transdisciplinariedad de la Antropología Rural, en momentos en que se buscaban nuevos rumbos teóricos para la Antropología Social por parte de una generación parcialmente insatisfecha con la Academia del momento. Fue así que buscamos aires complementarios, principalmente en teorías de la sociología, de la economía política y en los estudios de comunicación. Y recordemos que, a su vez, cuando los sociólogos hacen la historia de los estudios rurales mencionan exhaustivamente a los antropólogos rurales de entonces. Me refiero a aquellos estudios de Ratier sobre las migraciones o los de Eduardo Archetti, los de Leopoldo Bartolomé, de Hebe Vessuri, de Santiago Bilbao y tantos otros en todas las regiones del país. Y esto llevó a una visión variada de situaciones y problemas agrarios y a la consideración de la heterogeneidad de sujetos sociales y organizaciones, como se plantea en el eje correspondiente de las Jornadas.

*Otra idea refiere a la presencia más o menos explícita de un componente de intervención importante y con esto las vinculaciones estrechas de investigación y extensión. Desde los primeros trabajos mencionados, se buscó la vinculación con servicios de extensión, con instituciones y organizaciones del medio. Yo, en la época, estaba con Guillermo Ruben en la Universidad del Comahue buscando articular un proyecto etnográfico con la Confederación Indígena Neuquina. Y, anteriormente, en el Nordeste de Brasil estudiando migraciones temporarias de trabajo apoyado por los sindicatos de trabajadores rurales y por los servicios de desarrollo agrario. Y esto se ve claramente en las Jornadas en la formulación del eje sobre agricultura familiar.

* Por último, podemos mencionar como enfoque teórico general, la articulación flexible de nuestras orientaciones teóricas con los paradigmas centrales de la Antropología, o sea, un cierto eclecticismo junto a la clara incorporación teórica de las ideas de desigualdad social y de interculturalidad. Una clara posición crítica, más allá de los enfoques teóricos y contextos diferentes que pudiéramos tener cada uno. Y esto vinculémoslo a la estrecha relación con la mencionada interdisciplinariedad con la sociología y la economía política.

Siguiendo adelante en esta apretada síntesis, seguramente parcial, es de destacar que en el transcurso de los Congresos argentinos y latinoamericanos del NADAR, se fueron elaborando las diversas temáticas tratadas con una perspectiva más elaborada que en los orígenes de los años 1960 - 1970 y del reinicio de los años 1980s, cuando aún estábamos en etapa de reorganización.

El panorama social había cambiado, era evidente transcurridos los años finales de la década de 1980, que había que reformular el conocimiento académico.

En el transcurso de la década de 1990 son patentes los cambios que se venían procesando décadas atrás. Se generaron nuevos contextos sociales que debíamos interpretar. En los años iniciales, como marco de nuestros estudios rurales, aún había una fuerte impronta de la Teoría del Desarrollo con su ideal de planificación estatal y criticábamos la idea tradicional de modernización. Nos interesábamos asimismo por las luchas agrarias latinoamericanas y particularmente por las protestas de la época en el norte argentino. En adelante la figura del chacarero, imagen de la producción familiar con proyección de pionero, se fue fragmentando en diversos actores sociales, sean más plenamente capitalistas o en pequeños productores, inmersos en los cambios técnicos y organizativos de la agricultura, de inserción más difusa y heterogénea. Se fueron diversificando concomitantemente las políticas públicas.

Hubo una tendencia a la unificación de estilos de vida rural urbanos, se ampliaban las cadenas agroindustriales y la ocupación múltiple intra e intersectorial. Muchos investigadores entonces resaltaron una visión lineal, poniendo en relieve el avance técnico y la disminución de unidades familiares, naturalizando ese proceso general de globalización económica y unificación de sujetos sociales. Pero se fue desarrollando asimismo una visión (especialmente antropológica) que mostraba la heterogeneidad de sujetos sociales agrarios y la diversidad de mundos rurales.

Un tipo de región que en las últimas décadas fue síntesis de los procesos de centralización y, a la vez, de creación y recreación de formas sociales heterogéneas fueron las regiones rurales periurbanas. Una de las cuales estudiamos largos años, el Periurbano del Gran La Plata. En resumidas cuentas, el proceso de unificación subordinada y de exclusión fue acompañado de una compleja recreación y creación de formas sociales no capitalistas en sí mismas o no plenamente tales, formas socioculturales diferenciales que es necesario explicar. Pero, además fue necesario explicar las formas y diversidades de los mismos actores definidos como capitalistas plenos.

En este apretado resumen, voy a agregar dos puntos. Uno es la temática específica del deterioro y de las formas de protección del medio ambiente, que avanzó muy aceleradamente en la agenda de los encuentros internacionales, en su consideración en la producción y en la ocupación del territorio. Y, en consecuencia, en la agenda de los estudios socio antropológicos, en su origen casi inexistente. Por ejemplo, en los años que estuve en la Facultad de Agronomía de La Plata desde 1986, era patente el poco desarrollo de la temática y percibí el papel importante que podíamos cumplir en esto sociólogos y antropólogos aclarando el marco social general de la agricultura y sus formas de extensión. Asistí al proceso de incorporación paulatina de materias agroecológicas y, de manera general, al interés creciente (no exento de contradicciones) del cuidado del medio ambiente. Proceso igualmente contradictorio fue el que experimentaron las agencias públicas de extensión agraria.

Por último, como modelo metodológico veo conveniente encarar los fenómenos rurales específicos en términos de campos sociales con múltiples determinaciones socioculturales. Yo me tuve que enfrentar a esta cuestión al estudiar el proceso de crisis chacarera de los 1990s’ a través del movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha en el partido de Olavarría, difícil de explicar linealmente, y vi la necesidad de incluir una intrincada red de actores regionales, cuestiones culturales y dinámicas de género y parentesco.

Vamos a dar por terminada entonces aquí esta charla. Muchas gracias a todos y será hasta la próxima.

COMO CITAR ESTE ARTICULO

Ringuelet, R. (2024) Comentarios sobre Antropología Rural. Conferencia Inaugural Encuentro de Antropología Rural "Hugo Ratier". Revista de la Escuela de Antropología, XXXIV, pp. 1-5. DOI 10.35305/rea.XXXIV.297